Oporto: un vino con historia propia

Oporto y vino son tal para cual. No se puede entender Oporto sin vino, como no se puede entender el vino sin Oporto.


Durante dos milenios, un paisaje vitivinícola ha florecido en las escarpadas laderas que rodean al río Duero a su paso por Portugal y ha producido un vino excepcional. Más que un regalo de la naturaleza, el vino de Oporto es el epicentro de una historia, un patrimonio cultural de trabajo y experiencia, saber hacer y arte, que se ha desarrollado generación tras generación. Este vino es un producto clave para la economía nacional e incluso un símbolo que representa a Portugal en el mundo.

La historia de los viñedos en el Alto Duero es antiquísima. Hay numerosas evidencias arqueológicas y referencias documentadas para advertir la persistencia cultural de la tradición vinícola de la zona en la antigüedad.

En la región se pueden encontrar tanques de almacenaje de piedra que datan de los siglos tercero y cuarto de nuestra era. La denominación de vino de Oporto, sin embargo, sólo aparece en la segunda mitad del siglo XVII en un contexto de expansión de la producción en la región y en consecuencia de la exportación vinícola.

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En el último tercio del siglo XVII, época de grandes rivalidades por el control de los mares entre las potencias del norte de Europa, la demanda británica y belga de vinos producidos en la península Ibérica creció enormemente, en detrimento de los vinos de Burdeos y otras regiones francesas. Inglaterra en concreto importaba grandes cantidades de vino de Oporto. En 1703, el tratado de Methuen puso el sello diplomático en el comercio de vino al intercambiar privilegios para la industria textil británica en el mercado portugués.

La producción de vinos en Oporto, estimulada por la creciente demanda británica y los altos precios, trató de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Como ocurre con todos los grandes vinos, la gran actividad comercial instigó rivalidades que dieron paso a estafas e infracciones en la calidad del producto.

Después ocurrió que en la mitad del siglo XVIII las exportaciones se estancaron a pesar de que la producción siguió creciendo. Los precios bajaron drásticamente y los británicos decidieron dejar de comprar vino ya que acusaron a los productores de adulterar su producto.

En consecuencia, los productores vinícolas de toda la región, deseosos de proteger sus intereses, se asociaron para pedir al futuro Marqués de Pombal la creación de la Companhia Geral dos Vinhos do Alto Douro. Esta institución de nuevo cuño, creada por la Cámara Real el 10 de septiembre de 1756, fue concebida para asegurar la calidad del producto, acabar con el fraude, equilibrar la balanza entre producción y exportación y estabilizar los precios. La primera demarcación territorial se puso en marcha. Los límites de los viñedos se delimitaron para indicar diferentes calidades con la exportación de los mejores vinos como finalidad. También se puso en marcha un registro de vinos.

El vino de Oporto es el epicentro de una historia, un patrimonio cultural de trabajo y experiencia, saber hacer y arte, que se ha desarrollado generación tras generación.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, una serie de factores se entremezclaron para que la transición entre el Oporto de la época del Marqués de Pombal y el Oporto que hoy conocemos se completase. Las plagas de oidium durante la década de 1850 fueron seguidas por la de la filoxera, que destruyó la mayoría de los viñedos de la denominación de origen. En 1865, el nuevo régimen comercial se extendió a regiones colindantes con la primera demarcación, permitiendo a los viñedos su expansión al área del Alto Duero donde los efectos de la filoxera fueron menos intensos.

Este hecho fue seguido por nuevas técnicas agrícolas para trabajar la tierra y cultivar las viñas, la mejor selección de tipos de vid, un mejor uso de fertilizantes y controles antiplagas, todo ello contribuyendo a un aumento en la calidad de los vinos.

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Hacia 1890, mientras los viñedos se recuperaban lentamente y se extendían por áreas mayores, el Duero tuvo que hacer frente a otra crisis que acabaría siendo mucho más destructiva que las plagas en las cosechas; el fraude en la comercialización. Imitaciones del vino de Oporto provenientes de Francia, Hamburgo o Tarragona se vendían a precios mucho más bajos que el original, lo que hizo sufrir al mercado. El comercio estaba en declive, los productores inactivos; la región del Duero sufría un panorama desolador.

El dictador portugués João Franco, tras llegar al poder el 10 de mayo de 1907, firmó un decreto por el cual se regulaba la producción, venta, exportación y control del vino de Oporto, basándose en los principios aplicados por el Marqués de Pombal ciento cincuenta años antes para preservar la denominación de origen. Se trazaron nuevos límites en la región, incluyendo ahora a la zona del Alto Duero. De nuevo, las exportaciones tenían que partir de Oporto o del muelle de Leixões, y la denominación Oporto fue reservada exclusivamente para los vinos fortificados de la región del Duero con un contenido en alcohol mínimo de 16.5º. El control y la responsabilidad de la denominación de origen se le otorgó al Comité Vitivinícola de la Región del Duero.

Por otro lado, un decreto del 27 de junio de ese mismo año que regulaba el comercio de Brandy prohibía el destilado de vinos del Duero y forzó a los productores a comprar los licores que necesitaban para la fortificación de sus vinos a otras regiones vinícolas, medida que provocó fuertes protestas. La excesiva ampliación de los límites de la región también fue ampliamente criticada, hasta el punto de que al año siguiente el gobierno del Almirante Ferreira de Amaral modificó los límites hasta delimitar un área similar a la de la actualidad.
Las exportaciones crecieron exponencialmente hasta su máximo en 1925, que sólo volvería a ser sobrepasado en los años 70.

A pesar de todo lo dicho, la situación en los pueblos de la región vió pocas mejoras. La pobreza y las enfermedades empeoraron al subir los impuestos y el coste de la vida al final de la monarquía y el comienzo de la República. La inestabilidad política y social en el primer cuarto del siglo XX significaron uno de los periodos más turbulentos en la historia de la región del Duero, con manifestaciones, mítines, disturbios, la quema de trenes de carga con Brandy desde el sur del país, ataques a ayuntamientos y edificios del gobierno.

El nuevo régimen que surgió del levantamiento militar del 28 de mayo de 1926 promulgó nuevos cambios en la organización del comercio del vino y la agricultura de la zona, implantando un control estatal más estricto.

En 1926 el gobierno creó el Entreposto en Vila Nova de Gaia, una zona portuaria en Oporto que actuaría como extensión de la región productora de vino. Todas las compañías productoras de Oporto fueron obligadas a construir almacenes en esta zona si querían envejecer sus vinos. En la práctica, esto supuso el final del comercio a lo largo del río, para quedar centralizado en la ciudad.

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Las bodegas de Vino de Porto son un lugar único para entrar en contacto con esta bebida nacional y con su historia. Abiertas al público, ofrecen la oportunidad de degustar este precioso néctar, conocer su recorrido a lo largo del tiempo, la región en la que se produce y la forma en la que se obtiene.

El Instituto de los Vinos del Duero y Porto, creado en 1933, es la entidad responsable de certificar y fiscalizar la Denominación de Origen “Porto”, inspeccionando la calidad y cantidad de los vinos que puedan obtener dicha denominación de origen a través de la reglamentación de su proceso de producción y del sometimiento previo de los vinos a un riguroso control de calidad, el cual es efectuado por sus Servicios Técnicos. Después de aprobado, el vino adquiere el derecho al uso de la Denominación “Porto”, al Sello de Garantía y al Certificado de Denominación de Origen Controlada, todos emitidos por el Instituto de los Vinos del Duero y Porto.

El Instituto, además de certificar y fiscalizar también tiene como responsabilidad la defensa de la Denominación Controlada de Origen y el apoyo a la expansión de su comercio en los mercados consumidores a través de la promoción del Vino de Porto a nivel mundial.